La transformación digital que llegó con el siglo XXI trae consigo muchos beneficios, sin ninguna duda. Pero también genera muchos desafíos, donde las personas deben seguir aprendiendo a cuidar de sí y de los demás. El sharenting es una nueva tendencia que amenaza la privacidad y seguridad digital.
Como indica su origen en inglés, «sharenting» es un anglicismo que proviene del verbo share (compartir) y del sustantivo parenting (paternidad). Consiste en documentar las primeras sonrisas, palabras, pasos y cada una de las anécdotas de los más pequeños en Facebook, Instagram y otras redes sociales. Es por esto que también se lo conoce en español como “crianza en línea”.
En una época donde las generaciones acostumbran documentar y compartir cualquier momento importante de su vida, ¿es ético o no publicar fotos de los niños y niñas en las redes sociales? Adolescentes avergonzados, expuestos al ciberbullying y a fraudes digitales, son algunos de los argumentos que utilizan quienes están en contra de esta actitud.
Un estudio de la Universidad de Michigan refleja que el 56% de los padres suben fotos potencialmente vergonzosas de sus hijos, lo cual puede afectarles durante su adolescencia, o incluso en su etapa adulta, interfiriendo en su vida social y laboral. Existen otras investigaciones que revelan que más del 80% de los adultos comparten información personal en línea, y el 30% incluyen información personal en sus contraseñas, como por ejemplo nombres o edades de sus hijos. Esto podría generar hasta 7,4 millones de casos de fraude de identidad en línea para 2030.
En términos financieros, existen cálculos aproximados en los que el sharenting podría llegar a costar más de US$ 870 millones en fraudes en línea, siendo responsable de dos terceras partes de las suplantaciones de identidad en la próxima década.
¿Cómo resguardarnos de esta situación? “Lo primero que debemos hacer es ser conscientes de que todo lo que hacemos en internet deja una huella. Hoy nos conectamos tranquilamente a cualquier red inalámbrica y entregamos datos respecto a nuestras vidas y las de nuestros seres queridos, sin sospechar que todo el tráfico puede ser interceptado y analizado”, opina Jaime Herreros, Experto en Ingeniería e Informática y CTO de Colegium.
En este contexto, es importante que los adultos aprendan a cuidar la seguridad en la red. Para empezar, se deben adquirir ciertos hábitos en cuanto a la seguridad:
- Configurar la privacidad de las redes
- No brindar nombres o geolocalizaciones propias, ni de sus hijos e hijas
- Reforzar las claves y auditar regularmente las cuentas de redes sociales.
Desde Colegium delinearon un programa de clases gratuitas que busca promover el uso responsable de las redes sociales, previniendo a su vez las prácticas peligrosas que puedan atentar a la seguridad de los menores de edad. “De esto se trata la campaña #YoCuidoMiHuella, que puede ser revisada en los colegios o en familia de forma gratuita a través de la web”, agrega el especialista.
Muchos nuevos usuarios de las redes quizás no lo saben, pero cuando se sube una imagen a la red es imposible eliminarla por completo más tarde. Si bien existen términos y condiciones en extensos documentos, es normal que se pasen por alto, siendo tan tediosos para su lectura y entendimiento. Cuando se sube una foto, cualquiera pudo haberla capturado y guardado para usarla con otros fines. Por eso, remarcan los especialistas, es urgente que los adultos conozcan cuáles son las medidas de seguridad digital que deben tomarse para que haya un resguardo completo de la familia, especialmente de los chicos.