Llovizna, la marca de ropa para bebés fundada por Mariana Cuello, nació en 2016 como un proyecto personal inspirado en su hija Agostina. Mariana, que venía del rubro de los uniformes escolares y se había graduado como contadora, comenzó confeccionando ajuares con telas compradas en pequeñas cantidades.
Con el tiempo, la pandemia impulsó su negocio, agotando sus productos y motivando una mudanza a un espacio en Alta Córdoba, donde la producción escaló rápidamente. Lo que empezó como ventas por WhatsApp y entregas personales se convirtió en una operación que requería inversión en maquinaria y mayor infraestructura.
El salto hacia la profesionalización
La asociación con José Luis Acevedo, fundador de Grupo Canter, marcó un punto de inflexión. Con el apoyo financiero y estratégico, Llovizna adquirió maquinaria, perfeccionó su página web y amplió su capacidad de producción. Actualmente, la marca opera desde una fábrica en Alta Córdoba, cuenta con una decena de empleados y ofrece más de mil productos, combinando diseño propio con el apoyo de talleres externos. Su modelo de ventas online representa el 90% de su facturación, consolidándose como un referente en el mercado minorista, mientras planea expandirse al segmento mayorista y extender su línea de productos hasta ropa para niños de siete años.
El crecimiento constante de Llovizna exige nuevos espacios y estrategias para afrontar la demanda nacional. Mariana, quien dejó atrás su carrera como contadora para dedicarse de lleno a su emprendimiento, ve con satisfacción los logros alcanzados. La clave del éxito, según ella, radica en la calidad y el diseño diferenciado de sus productos, junto con un enfoque sólido en la tecnología y la profesionalización. Mientras la marca sigue evolucionando, Mariana no pierde de vista sus raíces: el placer de crear ropa para bebés con amor, una pasión que convirtió en una empresa que promete seguir marcando tendencia en el mercado argentino.