Algunas señales de alerta comienzan a asomar en el sistema financiero argentino por el crecimiento de la morosidad, especialmente en los hogares. Si bien los niveles siguen siendo bajos, el aumento en pocos meses genera preocupación.
Según la consultora Quantum, en abril la mora de las familias trepó al 3,7% —un salto del 46% respecto a noviembre— y la de las empresas al 0,9%, con un alza del 39%. Las entidades observan un repunte de cheques rechazados y un uso más forzado de las tarjetas de crédito, con pagos mínimos o directamente impagos.
El último informe de las consultoras LCG y Quantum señala que el financiamiento vía tarjeta ya está en niveles máximos y que el peso de las deudas en relación con el salario se volvió difícil de sostener. Con tasas que pueden superar el 180% anual, cada vez más familias tienen problemas para cumplir. Esta situación no sólo impacta en los balances bancarios, sino que pone en duda la continuidad de la recuperación del consumo privado en el corto plazo.