Telecom, uno de los principales grupos de telecomunicaciones de Argentina, anunció la compra de Telefónica por 1.245 millones de dólares, aunque la operación aún requiere aprobación oficial.
Esta adquisición modificaría drásticamente el mercado, dejando solo dos grandes operadores: la nueva Telecom, que concentraría más del 66% del sector, y Claro, del grupo Telmex, con el tercio restante. La fusión refuerza la expansión de Telecom, que ya había consolidado su posición con la compra de Cablevisión y el desarrollo de marcas como Flow y Personal, mientras que Telefónica operaba bajo Movistar y Tuenti.
Si bien la compra no crearía un monopolio, muchos analistas advierten sobre el riesgo de una posición dominante excesiva en el sector. La competencia se reduciría drásticamente, afectando potencialmente a los usuarios en términos de precios y calidad del servicio. Sin embargo, a nivel global, los operadores de telecomunicaciones enfrentan otro desafío: mientras invierten en infraestructura, los gigantes tecnológicos como Google, Meta y Netflix utilizan esas redes para distribuir sus contenidos sin asumir costos proporcionales. La fusión de Telecom y Telefónica reconfigura el panorama local, pero el debate sobre la sustentabilidad del negocio de las telecomunicaciones sigue abierto.
