Mercedes-Benz redefinió su presencia en Argentina con una reestructuración que generó confusión sobre su permanencia en el país.
La automotriz alemana dividió sus operaciones en dos empresas: por un lado, Mercedes-Benz Group AG, que vendía autos de alta gama y producía la van Sprinter, vendió su unidad productiva al grupo local Prestige Auto, que continuará fabricando la Sprinter en la planta de Virrey del Pino por al menos cinco años. Por otro lado, Daimler Truck AG, la filial encargada de camiones y buses, mantiene el respaldo de la casa matriz alemana y está invirtiendo 110 millones de dólares en una nueva planta en Zárate.
Así, mientras la producción de vans queda en manos locales, la marca refuerza su compromiso con el país a través de su negocio de vehículos pesados. La continuidad de la comercialización de los autos de lujo aún está por definirse, con la posible llegada de un nuevo importador. Además, la empresa que asumió la producción de las Sprinter incorpora a Daniel Herrero, ex CEO de Toyota Argentina, lo que genera expectativas sobre el futuro de esta operación. En este contexto, más que una retirada, Mercedes-Benz ha transformado su modelo de negocio en el país.