Un lugar puede hacer su primer paso, otro cambiar de especialidad y otro proponer renovadas instalaciones; pero, el caso de Alma de Fuego es la historia de la evolución de su génesis, sumando todo lo que falta y necesita la zona. “Alma de Fuego” se presenta como una opción gastronómica. Ubicado en Av. Humberto Primo 633, frente a Capitalinas, en lo que fuera Donostia.
El parrillero es el capitán. Comandando el servicio desde una posición clave con plena vista del salón; mientras que a su espalda tiene 10 metros de sector de llamas que se integra a la cocina y despliega parrilla, horno de barro, horno industrial y fuegos desde donde saldrán por igual carnes de todo tipo, pizzas, panes y hasta pasta, todo cocido con leña seleccionada.
El salón muestra una estética que pretende integrar día y noche con maderas, luces bajas, apliques metálicos y plantas ornamentales, ubicando en él cómodamente a 130 cubiertos. Esa disposición está pensada en cubrir toda la franja horaria del día. Desde desayunos campestres, comidas a la carta, menú al peso para atender una de las demandas que lideraron por años en el sector, opciones para after-office o picadas para la tarde con happy hour incluído; para pasar a un servicio que atenderá toda la carta y a fuego pleno para la cena. Un dato muy importante es que posee estacionamiento propio, un valor agregado sin igual en ese sector de la ciudad.
Un punto que impacta al llegar a Alma de Fuego es la vista desde el deck exterior, en el ingreso, dónde son protagonistas las llamas con exquisitas piezas que invitan a olvidar los convencionalismos gastronómicos de un día cualquiera de trabajo y animarse a una carne asada por más que tengamos que volver a la oficina. Además, suman en sus opciones lo “orgánico”, con vegetales y frutas de procedencia controlada con las que se preparan exclusivas ensaladas y macedonias naturales.
Jaime Bertinetti, el capitán detrás de los fuegos, es un tipo detallista y memorioso, conocido por todos y quién reconoce a sus comensales. Desde muy pequeño se sumó como ayudante en los negocios gastronómicos de la familia, donde aprendió y forjó una profesión que lo llevó a cruzar el océano para cocinar en el viejo mundo. De regreso, hace un lustro se ubicó en la zona, donde hizo una sostenida clientela en base a atención personalizada. En este nuevo emprendimiento junto a dos socios -Pablo Ochoa y Mauricio Deldotto- que integran el negocio, pretenden darle a la ciudad un nuevo sector gastronómico, muy necesario para el desarrollo que está consolidándose en la punta norte del centro de nuestra Capital.
Si el alma es de fuego, el espíritu es de re-invención permanente
Este espacio remodelado se ocupó en su totalidad para poder tener una capacidad amplia, de cómoda disposición y dando la posibilidad al Capitán, sin obstáculo, de llegar con su mirada a cada mesa. Esta evolución, como tal, es un proceso que ya tiene próximos paso. Una sala privada y una terraza en el primer piso sobre el frente de edificio, serán dos amenities destinados a sumar calidad y opciones en el corto plazo. “Etapas que se continúan a esta apertura y que pretenden elevar la posibilidades de una experiencia gastronómica necesaria en el sector y demandada por los clientes, que nos exigen multiplicar opciones cuando más a gusto se sienten”, finaliza Jaime.