El Gobierno de Javier Milei puso fin a la triangulación de aportes entre prepagas y obras sociales, permitiendo que los fondos de los trabajadores se deriven directamente a la empresa de medicina privada elegida, sin pasar por una obra social.
Esta medida, que involucra más de $30.000 millones mensuales, busca reducir costos administrativos, fomentar la competencia entre entidades y beneficiar a los afiliados con cuotas más bajas. Ahora, los trabajadores tienen mayor libertad para elegir su cobertura desde el inicio, sin necesidad de intermediarios. Quienes deseen mantenerse en su obra social de origen deberán realizar un trámite en la web de la Superintendencia de Servicios de Salud, mientras que quienes elijan una prepaga recibirán sus aportes directamente.
Este cambio podría incentivar a las obras sociales a ofrecer mejores planes para retener afiliados, aunque la medida divide opiniones en la CGT. Las obras sociales más grandes podrían beneficiarse compitiendo por afiliados, mientras que las más pequeñas podrían enfrentar mayores desafíos. Además, las prepagas ahora tendrán acceso al Fondo Solidario de Redistribución, destinado a subsidios de prestaciones de alto costo, lo que podría agilizar autorizaciones y mejorar el acceso a tratamientos de alta complejidad.